Resumen
En la medida en que el tráfico de estupefacientes, el fraude, el blanqueo de dinero y toda una gama de otros delitos trascienden las fronteras nacionales, los responsables de luchar contra esta delincuencia deben encontrar medios eficaces para obtener las pruebas necesarias que, naturalmente, se encontrarán a menudo más allá de sus propias fronteras. Hace ya casi quince años se implementó un instrumento que facilita ese acceso. El Convenio sobre la Ciberdelincuencia, conocido también como Convenio de Budapest sobre la Ciberdelincuencia o Convenio de Budapest, es el primer tratado internacional que intenta abordar los delitos informáticos y los delitos en Internet, incluida la pornografía infantil, armonizando ciertas leyes nacionales, mejorando las técnicas de investigación y aumentando la cooperación entre las naciones y la adecuada protección de los derechos humanos y las libertades en cumplimiento del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. La realidad de 2017 es que la presencia de nuevos elementos, especialmente relativos a la recopilación de datos más personales en el ciberespacio, plantea nuevos desafíos y requiere nuevas ideas. El Convenio permite esta ampliación mediante reflexiones, directrices nuevas y protocolos. Está abierto a todos y es el único instrumento de este tipo. No está completo, sino que deja lugar a la adopción de protocolos futuros y, sobre todo, permite a los grupos de trabajo, entre los regionales que trabajan en el campo de la ciberdelincuencia o la asistencia judicial recíproca, desarrollar nuevas maneras de fortalecer la lucha contra la delincuencia, respetando al mismo tiempo los derechos humanos.