Resumen
En un reciente artículo relacionado con los “Procesos de integración contemporáneos en América Latina”, analizábamos en términos generales, las principales tendencias de dichos procesos de integración, individualizando a una de ellas, como la “Superposición e Interrelación” de los mismos en esta región, sin perjuicio de que ésta no era una característica única de América Latina, sino que la misma, también podía observarse en el continente europeo, africano y asiático1.
Afirmábamos en dicha oportunidad –sin profundizar en sus consecuencias- que una de las manifestaciones integracionistas de fines del siglo pasado y de lo que transcurre del presente, era la existencia de un número importante de “Procesos de Integración en América Latina”, que si bien tenían objetivos o finalidades conceptualmente similares, tenían fundamentos o explicaciones de diversa índole y que se superponían y relacionaban, a partir de la configuración de las “participaciones múltiples” por parte de los Estados.
A partir de dicha afirmación, vinculada con los distintos esquemas de integración en América Latina, la intención de este artículo es analizar el tema desde la óptica de la participación simultánea de los Estados en uno o más Acuerdos Regionales de Integración y las consecuencias que derivan de la misma, del punto de vista económico y jurídico.